Hace unos días, Tom Hanks se entregó a repasar momentos claves de su carrera. Y entre otras reflexiones, dejó claro su parecer sobre qué ocurriría hoy, con tantos cambios y avances relacionados sobre las cuestiones de género, a la hora de tener que elegir un actor para Philadelphia, el filme de 1993 que abordaba con crudeza la enfermedad del VIH.
En estos tiempos en los que las entrevistas a los actores suelen estar marcadas por sus publicistas y reducirse a un junket en el que contestan una y otra vez a las mismas preguntas ("¿Cómo te preparaste para el papel?"; "¿Qué hace único a este personaje?") hay que festejar que el New York Times haya aprovechado su tiempo con Tom Hanks, durante su tour mediático para promocionar Elvis, su último estreno.
En la nota con el prestigioso diario estadounidense, Tom Hanks habla sobre las adaptaciones de Dan Brown ("son tan cínicas como un crucigrama. Todo lo que hacemos es prometer una distracción"), la biopic de Dean Martin que nunca hizo con Martin Scorsese, o por qué dejó de tuitear ("pensé que era un ejercicio vacío")...
Y por supuesto, recuerda aquello que ha venido escuchando desde hace años en la industria: "¡Consígueme a Tom Hanks! ¡Consígueme al próximo Tom Hanks! ¡Consígueme al Tom Hanks joven! ¿Quién es Tom Hanks?".
Pero en unos tiempos de división absurda y de crispación continua, lo que terminó rebotando fuerte en las redes sociales no fueron sus comentarios sobre la pasión que siente por la historia americana, sino sus respuestas relacionadas a su trabajo en Philadelphia, y por qué hoy no se podría rodar tal cual.
Para graficar cuánto han cambiado los tiempos, el actor se pregunta: "¿Puede un hombre hetero hacer ahora lo que hice en Philadelphia? No, y con razón. El objetivo de Philadelphia era no vivir con miedo. Una de las razones por las que la gente no estaba asustada de esa película era que yo estaba interpretando a un hombre gay".
Y frente a la pregunta retórica, el gran actor continuó su razonamiento: "Estamos más allá ahora, y no creo que la gente aceptara la nula autenticidad de un hetero interpretando a un gay. No es un crimen, no es un lloriqueo si alguien pide más de una película en el estado actual de autenticidad".